El Siglo XX fue marcado de un extremo a otro por la luminosa trayectoria de un hombre que amó tan ardorosamente la Santa Iglesia, que no deseó que se colocase en su tumba otra inscripción sino esta: “Plinio Corrêa de Oliveira, vir totus catholicus et apostolicus, plene romanus– varón todo católico y apostólico, plenamente romano”.
Pero, al final de cuentas, ¿quién fue el Dr. Plinio?
Monseñor Juan Scognamiglio Clá Dias, discípulo fiel y ardoroso del Dr. Plinio, lo califica como profeta para nuestros días.
En su libro “El don de Sabiduría en Plinio Correa de Oliveira”, publicado por la Editora Vaticana, describe en cinco tomos la admirable vida y obra de su maestro. El don de sabiduría que ese libro resalta, queda manifestado también y principalmente en las numerosas obras escritas por el Dr. Plinio; en sus innumerables charlas, conferencias, cartas, artículos en grandes periódicos, entrevistas, etc.
En esta revista “Dr. Plinio”, iremos reproduciendo su pensamiento sobre los diferentes temas tratados por él en dichas ocasiones, temas de una variedad casi ilimitada y hasta desconcertante, de tan numerosos y sorprendentes. El lector quedará gratamente admirado no sólo por la variedad de temas, sino también por la profundidad, elevación y amenidad con que ellos son tratados.
Sin embargo, quien lee apenas las obras escritas por el Dr. Plinio no consigue abarcar toda la riqueza de su elevada personalidad, así como aquel que contempla la fachada de una bella y grandiosa catedral medieval no es capaz de tener idea de las maravillas que contiene su interior. Sólo lo logrará entrando y contemplando su interior, su atmósfera recogida, impregnada por la presencia de Dios presente en el tabernáculo.
Era la impresión que tenían aquellos que pudieron convivir con el Dr. Plinio, a medida que percibían las virtudes sobrenaturales de su virginal y combativa alma, entre las cuales se destacaban un ardiente amor a Dios, una Fe inconmovible y una confianza absoluta en el auxilio divino, todo iluminado por una entrañada y filial devoción a la Santísima Virgen. Es el abundante tesoro del alma de ese varón íntegro que el lector tendrá a disposición mensualmente en estas páginas, cuyo título de carátula será el nombre por el cual es más conocido: “Dr. Plinio”.