Un año nuevo se abre mientras se avivan en todos inquietudes, temores y esperanzas. En esta emergencia, una cosa es segura: siendo Dios creador y Señor de todo, sin duda sacará provecho de lo que venga a suceder en 2025.
La Iglesia, en su misión como ministra de la redención, dispensa y aplica el tesoro de las satisfacciones de Cristo, entre las cuales se encuentran las indulgencias.
Por voluntad de Dios, el divino Redentor nunca podría haber dicho en la Última Cena «tomad y comed, esto es mi cuerpo», si no lo hubiera recibido de la Virgen María, su Madre.
Herodes, Tetrarca de Galilea, mandó matar a todos los niños con edad inferior a dos años, con motivo del nacimiento de nuestro Redentor, pues los Reyes Magos ingenuamente preguntaron a esa autoridad política si había oído hablar del Rey de los Judíos que había nacido.
Con las luminosas palabras que transcribimos a continuación, Mons. João Clá ponía punto final al mensaje que nos enviara con ocasión de la Navidad del año pasado, 2023, y que a la postre sería su último saludo navideño en este mundo.
“La Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano”.