Nuestra Señora del Rosario
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octubre 25, 2020 Fátima: un mensaje puntiagudo e incómodo, tantas veces silenciado o deformado
Mensaje silenciado por los que deberían gritar, y obscurecido por el engaño de los que conocían la verdad.
La Virgen quiso hablar al inicio del siglo XX
Dentro de las diversas apariciones de la Santísima Virgen a lo largo de la historia, podemos afirmar que, en las ocurridas en Fátima, Portugal, en 1917 a los tres niños – Lucía, Jacinta y Francisco –, vemos con más claridad a María Santísima como Reina de los Profetas.
“Soy del Cielo”, “Soy la Señora del Rosario”, fueron los nombres con los cuales se iba identificando. “Ella vino – nos relata Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio – en persona, para recordar verdades olvidadas, como la existencia del infierno, y amenazar a los hombres con castigos terribles si no recondujesen sus vidas por el camino de la justicia. Nuestra Señora quiso hablar en el inicio de un siglo que se caracterizaría por el silencio de los que deberían gritar, o peor aún, por el engaño de aquellos que, conociendo la verdad, procurarían obscurecerla porque sus obras eran malas (Jo 3, 19). El Mensaje de Fátima, tantas veces deformado, se revela puntiagudo e incómodo”. (“¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres”, Tomo III, p. 112).
Las profecías se cumplen…
Si hacemos una relectura de las profecías contenidas en el Mensaje comunicado a los pastorcitos – que es bueno sepamos que eran analfabetos – quedamos impactados verificando que, gran parte de ellas, ocurrieron de forma exacta a la anunciada.
En el texto conocido de la tercera aparición, acontecida en julio, podemos ir confirmando el cumpliendo de las previsiones: “la guerra (Primera) va a acabar los soldados volverán en breve a sus casas” y así ocurrió en el mes de noviembre; “pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor”, como acaeció con la Segunda Guerra; si hasta indicaba los prolegómenos cuando precisamente el Papa reinante era Pío XI; y -más aún- cómo sería presagiada: “cuando veáis una noche alumbrada por una luz desconocida, es la señal que Dios os da que va a castigar al mundo por sus crímenes”, aconteció una aurora boreal, vista en casi toda Europa. Dando, finalmente, las características del castigo: “por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.
Anuncio, que llega con un pedido y una advertencia. Nuestra Señora, Madre de Misericordia, muestra el camino “para impedir -la nueva guerra- vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados”. Acompañado de una recomendación: “si atendieran a mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia”. Como las exhortaciones no fueron atendidas, el comunismo tomó cuenta de Rusia – meses después de esta aparición, lo que es otra confirmación profética del Mensaje – llevando a millones de seres humanos a la muerte, según previsto por la Señora del Cielo: “los buenos serán martirizados”.
…pero algunas aun no han ocurrido
Mucho se ha cumplido, otros aspectos aún no han ocurrido o están aconteciendo en parte, recorramos algunas de las afirmaciones:
- “El Santo Padre tendrá que sufrir mucho”. Misteriosas palabras, de las cuales no sabemos qué expresar. Podrá ser motivo de elucubraciones en otra oportunidad.
- “Varias naciones serán aniquiladas”, no lo hemos visto; si bien que no deja de preocupar la ocurrencia de tantas catástrofes naturales extendiéndose a lo largo del globo (pandemia Covid-19, terremotos, inundaciones, huracanes, incendios, ciclones, plagas de insectos, etc.). Sí tememos que sea como un inicio de acontecimientos previstos. En enero de 1944, la Hermana Lucía, única sobreviviente de los tres pastorcitos, tuvo una visión sorprendente. Estando de rodillas rezando ante el Santísimo Sacramento, vio “montañas, ciudades, villas y aldeas, con sus habitantes que son sepultados. El mar, los ríos y las nubes se salen de sus límites, se desbordan, inundan y arrastran consigo, en un remolino, viviendas y gente en número que no se puede contar. ¡El odio y la destrucción provocan la guerra destructora!”
- “Guerras”, los peligros de una guerra mundial de carácter nuclear – “destructora” -, no es tan alejada de la realidad. A todo momento estamos viendo pequeños, y no tan pequeños, síntomas.
- “Persecuciones a la Iglesia”, a todo momento, surgen noticias, parecieran sus comienzos.