Las cruces de la convivencia por Plinio Corrêa de Oliveira
marzo 14, 2019Revista Marzo 2019
marzo 21, 2019“Yo os conduciré a mi Hijo”
Año XVII, nº 187, Febrero 2019
1.- Escriben los lectores
2.- “Reina de las Victorias y Madre del Buen Suceso (Editorial)
3.- La voz de los Papas – La sonrisa de María
4.- Comentario al Evangelio – Dios ama a quien da con alegría
5.- Nuestra Señora del Buen Suceso de Quito – Una imagen hecha por los ángeles
6.- La gota en el cáliz
7.- Ofrecimiento aceptado por la Providencia
8.- San Policarpo de Esmirna – “Asentado sobre roca
inconmovible”
9.- Vigilancia y oración
10.- Heraldos en el mundo
11.- Sucedió en la Iglesia y en el mundo
13.- Historia para niños… El valioso pedrusco
14.- Los santos de cada día
15.- El arcano que habita en la nieve
Voz de los Papas
La sonrisa de María
Del Corazón de María brota un amor gratuito que suscita como respuesta un amor filial, llamado a acrisolarse constantemente. Como toda madre, y más que toda madre, María es la educadora del amor.
Comentario al Evangelio – VII Domingo del tiempo ordinario
Dios ama a quien da con alegria
Frente a los conceptos egoístas de amor y de justicia
imperantes en el mundo antiguo, Nuestro Señor enseña
que la verdadera alegría está en darse completamente a
los demás, siguiendo su divino ejemplo.
Nuestra Señora del Buen Suceso de Quito
Una imagen hecha por los ángeles
Es difícil encontrar en el mundo una imagen tan bella,
viva y llena de simbolismo como la de Nuestra Señora
del Buen Suceso. Y no es por casualidad. Para que
entendamos por qué atrae, consuela y acaricia tan
poderosamente, conozcamos mejor su historia.
Ofrecimiento aceptado por la Providencia
Al ver cómo su obra se deshacía, el Dr. Plinio decidió
ofrecerse como víctima expiatoria. Así pues, con plena
conciencia y claridad, en aquel mismo momento se puso
en las manos de la Virgen. Treinta y seis horas después
la Providencia asentía y recogía su holocausto.
Historia para niños… o para adultos llenos de fé
El valioso pedruzco
A la salida de la audiencia con el rey, Edmundo recibió
de la reina un chinarro ceniciento e insignificante.
El príncipe, su hijo, deseaba que fuera transformado en una hermosa gema… ¿Qué hacer para no decepcionarlo?
“Tomad todo lo que nos pertenece”
Ya que Jesús se ofrece por nosotros, ofrezcámosle
nosotros mismos a su Padre:
Os presentamos, oh Padre, a este Hijo amado, objeto de vuestras eternas complacencias; nos metemos en Él, nos presentamos con Él, en los brazos de María, para
ser inmolados para vuestra gloria, si es de
vuestro agrado. Tomad todo lo que nos pertenece:
el espíritu, el corazón, la carne, los pensamientos, los afectos, los deseos, la sangre y decidnos que os agrada este sacrificio, a fin de que, felices y consolados, cantemos como el santo anciano Simeón: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador”
( P. Jacques-Marie-Louis Monsabré, OP )
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