Buscar en Dios el auxilio para ganar las batallas de la vida espiritual es la única garantía de victoria en una guerra en la que la incapacidad humana se manifiesta a cada paso.
A lo largo de sus veinte siglos de existencia ha sido perseguida pero no derrotada, por la promesa de N. S. Jesucristo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”.
«Cuando los hombres se deciden a cooperar con la gracia de Dios, son las maravillas de la historia las que así obran», pues «no hay nada que pueda derrotar a un pueblo virtuoso y que verdaderamente ama a Dios».
Simeón fue inspirado por el Espíritu Santo para discernir la grandeza de la pareja que entraba en el Templo con un niño radiante, previendo proféticamente la vía de dolor y gloria que recorrerían.
La fiesta de este día comprende dos de los grandes misterios: la Purificación de la Santísima Virgen y la Presentación de Jesucristo en el Templo. Y […]