Recordando los primeros tiempos de la cristianización de Europa, nos deparamos con el gran Patriarca del monacato occidental, San Benito de Nursia –cuya fiesta es el […]
La madre, principal colaboradora de Dios para traer los hijos a la existencia, es la reina del hogar con una regencia de carácter peculiar: un reinado del amor.
Tristes acontecimientos muestran a la Iglesia Católica sujeta a todo tipo de tribulaciones: decadencia en lugares de antigua tradición cristiana, persecución en zonas de misión. En medio de las tempestades está viva y se fortalece, porque el poder el infierno nunca podrá vencerla.
Por ser el mayor de los varones santos de la Historia, San José goza, en el Cielo, de una audiencia especialísima y de gran poder de intercesión en favor de los que a él recurren.
En estos momentos, en que la civilización material nos deslumbra, nada mejor que entrar en el camino cuaresmal, pidiendo a Cristo Jesús, por la mediación de su Santísima Madre, que penetre en nuestros corazones.
“Todas las tensiones y conflictos del mundo nacen por un profundo desequilibrio en el corazón humano. ¿Quién puede intervenir para sanar el corazón humano, curarlo y pacificarlo sino el mismo Dios? ¡Él es el médico que opera en lo más hondo!”
“Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven al cuello recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”.
¿Cambiará nuestra existencia? ¿Trabajaremos menos tiempo? ¿Qué pasará con el arte, literatura, la docencia? ¿Conviviremos con robots en un futuro no lejano? ¿Qué será del convivio humano? ¿Y nuestra relación con Dios? ¿Podría significar el fin de la raza humana?