En estos días de Navidad, a menudo, la gracia nos invita a estar con Jesús en la gruta de Belén. ¿Y cuál es nuestra actitud? ¿Imitamos a los pastores que salieron corriendo para adorar al Niño Dios?
El advenimiento de Nuestra Señora en medio de la depravación que asolaba el mundo antiguo fue el marco de una nueva era para la humanidad. Su Inmaculada Concepción nos llama a la santa entereza en el amor al bien y en el odio al mal.