Con un fondo de tristeza, y al mismo tiempo de severidad, Jesús comprendía lo que tenían de vacío estas aclamaciones. Aquél era un pueblo que había […]
En una sublime proclamación de su realeza, llena de rico simbolismo, el Señor se presenta como un rey dispuesto a hacer una entrega completa en favor […]
El materialismo técnico de nuestros días nos nubla la visión de los horizontes sobrenaturales que el Señor quiso hacer patentes en su gloriosa Transfiguración. II Domingo […]
Buscar en Dios el auxilio para ganar las batallas de la vida espiritual es la única garantía de victoria en una guerra en la que la incapacidad humana se manifiesta a cada paso.
«Cuando los hombres se deciden a cooperar con la gracia de Dios, son las maravillas de la historia las que así obran», pues «no hay nada que pueda derrotar a un pueblo virtuoso y que verdaderamente ama a Dios».
La fuerza y la suavidad son dos cualidades que en el Señor refulgen con un brillo insuperable, en la armonía más completa. Ambas constituyen un arco gótico, cuya ojiva eleva el corazón humano a los más altos niveles.